domingo, 27 de febrero de 2011

Y después de...

Luego de casi un mes de tu partida, me empieza a calar la situación. Creo que ya iba siendo hora. Te extraño, más que nunca. Y no sólo porque ya sea considerada adulta ante la sociedad no puedo dejar de extrañar que me llamaras todas las noches para hacer tu papel de madre. Sólo porque te tuve 23 años no quiere decir que haya terminado de disfrutarte.

Me jode la existencia saber que no estarás cuando termine la U, cuando nazca mi primer hijo, cuando esté enfermo y no sepa a quién recurrir por consejos.

Se que no soy la única que ha pasado por esto, pero jamás creí que fuera a ser tan rápido. Me queda la satisfacción que intente ayudarte, que intente estar para vos... aunque a veces pienso si fue suficiente lo hicimos o tal vez nos dimos por vencidos y simplemente no lo quisimos intentar más.

Se que muchas veces te fallé y te ignoré... pero nunca lo hice con mala intención, teníamos maneras distintas de pensar y siempre fue así.

Y después de todo... seguís siendo la única mujer de mi vida.